Ante la falta de obras de infraestructura, piden que se difiera la implementación de la Nueva Escuela Secundaria

Hace un mes se ha vuelto a visibilizar el conflicto de las comunidades educativas de escuelas medias por la aplicación de la Nueva Escuela Secundaria de Calidad (NESC).
Es una cuestión que arranca con la sanción de la Ley de Educación Nacional en 2006.
Este año el problema se focaliza en la falta de adecuación de la infraestructura de los edificios escolares, ante el aumento de la carga horaria de los secundarios. Se necesitan más aulas, se superponen turnos en edificios compartidos por varias escuelas y el Ministerio de Educación ofrece soluciones tales como mudar una escuela de San Telmo a Villa Lugano o poner aulas en un bajo autopista, por ejemplo.
El Gobierno porteño no planificó ni previó realizar obras y tampoco está aplicando los recursos presupuestarios para acelerar la ampliación de escuelas y la construcción de nuevas. Recursos hay pero no los utilizan. Durante los primeros seis años de este gobierno no se ejecutó el 35 % de los fondos para infraestructura escolar.
El conflicto visibilizado en las comunidades educativas hoy, responde a la inquietante medida de implementar una reforma educativa sin haber previsto y considerado todos los aspectos necesarios para que su implementación se realice en forma paulatina y con éxito.
Ante los reclamos, las soluciones son inviables y no responden a lo que la misma NESC estable. ¿Cómo pensar en su implementación sin considerar ni ejecutar un presupuesto destinado a tal fin? La concreción del proyecto y la calidad educativa se ven notablemente afectados al no respetar y entender a las comunidades y las realidades de las escuelas.
Por eso, los adultos, padres, ciudadanos que representamos a las comunidades educativas a través del Cuerpo de Delegados de Cooperadoras de la Ciudad exigimos que las autoridades tengan la voluntad para resolver este conflicto y, si es necesario, re discutir los alcances de la NESC, entendiendo que actualmente termina siendo un obstáculo, en lugar de ser una oportunidad para todos los estudiantes.
A la responsabilidad primaria del Ministerio se le suma la de otros adultos involucrados en el tema: diputados, docentes, padres. Lo que los mayores no quisimos o no supimos solucionar, lo están evidenciando los jóvenes con medidas de fuerzas extremas como tomar su propio colegio.
Nosotros, como representantes de los padres que trabajan diariamente desde las Cooperadoras escolares por la Educación Pública, no vamos a dejar a nuestros hijos solos en este reclamo. Para terminar con las tomas de escuelas insistimos en dar un amplio debate que permita repensar la NESC y la implementación de la Ley de Educación Nacional.
En éste como en otros conflictos que diariamente se presentan en la escuela, los adultos debemos hacernos cargo de los problemas, en lugar de dejar que nos atraviesen. Debemos acompañar y ayudar a los jóvenes a encontrar los mejores modos en la búsqueda de soluciones. Eso también es un aprendizaje y los mayores tenemos la obligación de transmitirles a los estudiantes los mecanismos de acción válidos y seguros.
En la década del 90 la Ciudad de Buenos Aires, a través de sus representantes y con apoyo de los gremios docentes y de las comunidades escolares, se negó a aplicar los cambios dispuestos por la Ley Federal de Educación. Ahora, la NESC quita la especificidad de los títulos secundarios, hace obligatorios los cinco años del ciclo medio -siendo el eslabón más débil del sistema educativo- en lugar de garantizar la totalidad de vacantes demandadas en el nivel inicial, e impone cambios de maquillaje que no mejora la calidad de la enseñanza.
Nos falta que la dirigencia porteña lo advierta, asuma su responsabilidad y el compromiso político para que, como hace veinte años, la Ciudad preserve los aspectos positivos de su modalidad educativa, sin dejar de lado las mejoras que los nuevos tiempos requieren.